miércoles, 13 de mayo de 2015

¿ Qué tomas?

Mientras tanto espero sumergida en el mecanismo de un reloj, encallada como un palo atravesando una rueda o bajo la oscuridad que esconde la ropa interior de alguna devota convencida. El relieve del banco en el que estoy sentada me ha plasmado un tatuaje que durará únicamente un par de minutos y el viento hace resbalar mi cabello por el aire. Cada pelo pelea frenéticamente el uno con el otro y en ocasiones creo descubrir alguna chispa. Permanezco en la misma posición sobre el asiento de hierro mirando hacia la izquierda, esperanzada en ver las luces del primer vagón guiñándome un ojo.

Espero, espero, espero y quien espera no desespera; piensa.  Y aquí me ven, demostrando una personalidad poco brillante, como no: estoy pensando.  ¡PIENSO! Pienso en el pensamiento, pienso en que estoy pensando y vuelvo a pensar que nunca dejé de hacerlo. Un golpe de vulnerabilidad me ataca todos los huesos y siento mi cuerpo trasformado en el nudo en la garganta de alguien que guarda un secreto. Sh! Recapacito. Estoy desvalida; yo, tan pequeña en este mundo lleno de gente pequeña,  he cometido errores a patadas y he deseado volver atrás tantas veces que no soy capaz de contarlas: ocho, dos, veinte, mil, mil millones. ¡MIERDA! ¿Cómo la he cagado tanto?

Cada día en la cama un peso inerte me atrae al mundo del insomnio. Y cuando una no puede dormir espera y quien espera no desespera; piensa. Y vuelta a cavilar sobre lo mala actriz, lo mala mujer, lo mala persona que soy. Soy el mal ejemplo, el modelo a no seguir, el saco de nervios que ahuyenta incluso al insecto más insignificante.

Y doy vueltas y más vueltas hasta que me caigo de la cama. El golpe me da un grito: ¡¿TE QUIERES CALLAR?! ¡Estoy harta de tus lamentos absurdos regidos por esta necesidad disparatada de tirarse cubos de agua fría en la cabeza, de flagelarse, de llorar por las esquinas! ¡Cállate de una vez, niña estúpida! ¡Cuando cumples un objetivo ya lloras por el que aún no te has propuesto a alcanzar! ¡Sí, está a cien quilómetros! ¿y? No eres perfecta ¡no lo eres!  ¡La cagas en muchas cosas que haces y la cagarás siempre! ¡Y deja de pensar que en este mundo hay personas intocables, porque no las hay! Esto es la vida ¿lo tomas o lo dejas?

Miro a la izquierda, el tren me guiña un ojo y decido tomarlo. No sé qué tomo, ni sé quién me ha estado hablando hasta ahora pero de repente sé que no quiero dejarlo: lo tomo. 

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