sábado, 18 de junio de 2016

Noche de grillos

Aprieto las mandíbulas al dormir, hago chocar el maxilar superior con el inferior y suena el chirrido del desgaste de mis dientes al derrapar el uno con el otro.  No tengo nada que decir.

Aprieto los puños al dormir y las uñas se clavan en la palma de mi mano, dejando la marca de cuatro cortas líneas horizontales que se irán borrando con el paso del día. No tengo nada que agarrar.

Aprieto los párpados al dormir y estos se doblan en pliegues de piel como un acordeón. Las pestañas se cruzan las unas con las otras y las consigo desenredar cuando amanezco. No tengo nada que mirar.

Aprieto los labios al dormir, convirtiéndolos en la única frontera que divide mi cara en dos hemisferios. El carmín rojo se va secando al estar en contacto sólo con aire. No tengo nada que besar.

Aprieto las piernas al dormir, chafando mis muslos, haciéndolos sudar, y aquello que llamamos entrepierna se alarga en una estría hasta los tobillos. No tengo nada que jugar.

Aprieto el cojín contra mi pecho al dormir e imagino latidos que soy capaz de confundir con los míos propios. No tengo nada que abrazar.

Me aprieto al dormir.

Todo me aprieta cuando la cama me queda ancha. 

jueves, 12 de mayo de 2016

Corazón en guerra

Me duele levantarme y me duerme el dolor.

Todo se me declara guerra
y has agotado las bragas blancas que utilizábamos como bandera de la paz.
Ahora ya ni puedo rendirme.

¡Y mira que hay quilómetros!
Y aún me tocan tus bombas.

Traspasas mis fronteras 
cerradas al dinero
y abiertas a personas.

Nací sin el cartel que reserva el derecho de admisión.
Y ojalá ese señor nos hubiera hecho de barro para tapar la porosidad por la que te me escuelas.

Y tienes esa sonrisa de delfín que luego viola.
Y esa ternura de orca que luego mata.

No eres humo pero sí nicotina.
No eres cigarro y me conviertes en cenicero o en colilla. 

Cuan poderoso te veo sin ser nadie en el mundo.

Tú.

Deja de declararme la guerra sin gritar.
Las batallas silenciosas son las más devastadoras.

Guerrillero que camina a hurtadillas.
Guerrillero calzado con puntas de ballet.
Guerrillero al fin y al cabo. 



miércoles, 13 de enero de 2016

QUÉDATE

Quédate. Quédate cerca, tan cerca que te duelan los ojos al mirarme. Tan próximo que pueda adivinar tus intenciones. Rocémonos y que nuestras caras se cubran con el vapor de nuestras respiraciones. Quédate y robémonos los lados de la cama y compartamos alguna cosa más que las sábanas. Acerquémonos y que se nos hiele la sangre. No nos hagamos preguntas y, aún menos, intentemos hallar respuestas. No te vayas que no podré compartir ni el tiempo ni el espacio con tu persona. Y quiero que te duelan los ojos y verme en tus intenciones. Y quiero, no sólo sentir el vapor de nuestras respiraciones, sino evaporarme. Quiero que nos saqueemos el uno al otro, que nos robemos hasta la identidad y confundirnos la piel. Quiero que compartamos el aquí y el ahora. Hiélame la sangre y no me preguntes nada, que ya regalé todas mis respuestas a aquellos que necesitan saberlo todo. Quiero que te quedes. Quédate. Cerca. Quédate.