Me duele levantarme y me duerme el dolor.
Todo se me declara guerra
y has agotado las bragas blancas que
utilizábamos como bandera de la paz.
Ahora ya ni puedo rendirme.
¡Y mira que hay quilómetros!
Y aún me tocan tus bombas.
Traspasas mis fronteras
cerradas al dinero
y abiertas a personas.
Nací sin el cartel que reserva el derecho
de admisión.
Y ojalá ese señor nos hubiera hecho de
barro para tapar la porosidad por la que te me escuelas.
Y tienes esa sonrisa de delfín que luego
viola.
Y esa ternura de orca que luego mata.
No eres humo pero sí nicotina.
No eres cigarro y me conviertes en
cenicero o en colilla.
Cuan poderoso te veo sin ser nadie en el
mundo.
Tú.
Deja de declararme la guerra sin gritar.
Las batallas silenciosas son las más devastadoras.
Guerrillero que camina a hurtadillas.
Guerrillero calzado con puntas de ballet.
Guerrillero al fin y al cabo.
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